Jueves, nueve de la noche.
Ayer, no sé por qué, me dio por
depilarme, lo hice en la ducha.
Cada vez que cogía la cuchilla, me
daban ganas de clavármela en la piel, y ver como el líquido rojo
resbalaba por mi piel y se fundía con el agua antes de ser ingerido
por el desagüe.
No lo hice por miedo.
Ahora ceno sola en mi casa, mis padres
tuvieron que ir al hospital, no por nada grave. Sólo tenían que
renovar el seguro o algo así, sé que mienten.
Mejor, me gusta la soledad.
Me preparé pasta, algo con setas. Me
gustan las setas. Jane dice que es raro.
Cuando termino de cenar, sigo mirando
la tele, no tengo ganas de ir a dormir. Me pongo a recoger la mesa y
me llama la atención el cuchillo. Refleja y me veo en él. Pelo
marrón, desordenado, y unas ojeras tremendas bajo mis helados ojos
azules. Me gustan las ojeras.
Acerco el cuchillo a mi mano izquierda,
y lo paso por la palma de la mano. Me hace cosquillas, lo paso más
fuerte. No pasa nada, simplemente me marca la piel por unos momentos
y vuelve a su color normal. No pensaba que fuera tan difícil. Pienso
en las consecuencias. Solo será un pequeño corte en la palma
izquierda. Algo visible, antes de cogerlo otra vez, pienso en una
excusa, algo que pueda decir y que sea creíble para el corte que
pronto se abrirá en mi palma. No se me ocurre nada, así que dejo
de pensar, lo cojo y lo paso seguido esta vez, como si estuviera
partiendo pan. Esta vez lo deja rojo. Sigo un poco más y noto como
la piel se hace más sensible incluso escuece un poco. Le pongo más
fuerza e incluso llega a doler, pero es como un dolor placentero. Me
dispongo a apretar más. Cuando escucho ruidos de fuera.
Inmediatamente dejo el cuchillo, voy a mi habitación y me acuesto en
la cama.
“Ya estamos aquí”grita mi madre.
Espero un poco más y abre la puerta de mi habitación, me hago la
dormida y al poco se va. Espero un poco, y escucho las risitas de mis
padres.
Los odio.
Me pongo los auriculares y caigo
dormida, pensando en lo que estuve apunto de hacer.
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