viernes, 9 de noviembre de 2012

Entrada número cuatro: ¿Instituto o purgatorio?


Ocho de la mañana autobús del instituto.

Tras el suceso de ayer, volví a casa sonriendo.
Mi madre me miró, sin percatarse de mi sonrisa diabólica, no, ella solo se fijó en mi mierda, pero solo en la física.
A partir de ahora, no iba a permitir que nadie supiera quien soy.
Ahora era un reflejo de mí misma, era, lo que no quería ser.
En clases, todo es igual, gente mayor, fingiendo saber más, pero solo son maniobrados por un libro,
Me siento al final de clase, sin ganas de nada, sólo quiero verle, verle y saber que hacer, saber qué es lo que siento.
Me paso la mitad de la mañana dibujando, dibujando mi alma con dibujos que camuflan mi odio,
Pero me canso de dibujar sangre y paso a algo más divertido.
Fijo mi mirada en Jenny, esa odiosa puta.
La imagino de espaldas, desnuda, esperando a uno de sus ligues habituales, y entonces, llego yo, y con la cuchilla que usó previamente, le corto desde la nuca hasta las caderas, en vertical, haciéndola gritar.
Y me gusta.
Me gusta imaginar que no soy yo la que sufro, si no otro.
Es mi diversión particular.
El timbre suena, y salgo la última de clase, evitando tocarme con esos malcriados que tengo por compañeros.
"Phoebe, ven un momento" dice el amargado de física
"Sí, Sr. Smith"
"No te pusiste en primera fila hoy, y te vi, distraída y divertida sin motivo"
Lo miro analizándolo, no le vendría mal una terapia de las mías.
Sin manos, boca cosida y alguna que otra cicatriz mal curada, ya sabes, para darle un estilo más macarra.
"He oído que han encontrado drogas en el instituto, ¿no sabrás nada de eso, cierto?"
Me sorprendo, ¿Ahora también soy una drogadicta?
"Yo, Sr. Smith, ¿si le digo que las paredes están sangrando arcoiris, qué opina?"
Me río, cual psicópata y salgó de clase.
Me hubiera gustado ver su cara.
Que le den, necesita una buena mamada, debería de haberle dado en número de Jenny.

"Sí que tardaste, ¿qué hacías?"
Pregunta Jane, bajándose del muro donde me esperaba mientras se pintaba las uñas.
"Ya sabes, el malfollado de Smith, me paró y me dijo que si me había chutado algo"
"¿De verdad?, Necesita una buena mamada, ¿Qué le dijiste?
"Sí, sí, eso mismo pensé yo, lo de la mamada. Le dije que qué opinaría si le dijera que las paredes sangran arcoíris"
"¿Te mestiste algo?"
"Oh, vamos, ya sabes que no me va ese rollo, lo veo muy poco higiénico"
"Siempre tendrás las pastillas"
"Cuesta tragarlas y son poco fiables, si alguna vez me meto algo, no quiero contagiarme de SIDA, ni esnifar harina o tomarme un puto calmante con un pequeño porciento de mierda"
"Hoy estás de mal humor, eh, ¿quieres un chicle?"
Jane y yo tenemos un vicio por el azúcar, es algo extraño, pero más sano que los porros. Y mucho más barato.
El azúcar que tomo es lo más dulce que podrás llegar a encontrar en mí jamás.
"¿Y a ti qué tal te fue el día?"
"Ya sabes, hijos de puta por aquí, putas por allá, viejos malfollados, de todo un poco"
"Los mataría a todos, de verdad, pondría una bomba en cada clase, y cuando me asegurara de que tú estuvieras fuera las explotaría."
"¿Contigo dentro?"
"Según, si es un buen día no."
"¿Y no salvarías a Alec?"
"¿Alec?,  ¿Quién es Alec?"
"¿Estás enamora de él y todavía no sabes su nombre?"
"Yo no estoy enamorada de nadie" Miro al suelo, y observo mis converses desgastadas y mojadas por la pequeña lluvia que cae.
¿Se llama Alec?, ¿El chico misterioso se llama Alec?
"Jane llamando a Phoe, vuelve de Marte querida, y levanta tú vista"
Miro arriba y veo a Alec, junto con un chico acercándose hacia nosotras.
Lleva una gabardina negra abierta, mojada ya por la lluvia. Viste entero de negro. Su acompañante también va de negro, es rubio, tienen casi el mismo corte de pelo, sus ojos son dorados.
"¿Hola, eres Alec, el nuevo no?" dice Jane empujándome para que nos acerquemos a ellos.
"Sí, el nuevo"
"¿Y el rubio?"pregunta Jane por su compañero.
"Es Anthony, mi..."
"Un amigo" Responde, rápidamente Anthony.
Jane sonríe y extiende su mano hacia ellos.
"Soy Jane, y ella es Phoebe, Phoe, para los amigos"
Sonrió levemente. Me siento incómoda, Jane ha sigo siempre tan amigable y yo siempre ese bicho tan raro.
"Encantados" Dicen los recién llegados casi al mismo tiempo"¿Podemos sentarnos con vosotras?"
Jane acepta, y lo que resta de recreo lo pasamos con ellos.
Alec y Anthony, parecen amigables y como Jane, se han acercado a mí.
¿De verdad algunas personas quieren estar conmigo?
¿Merecen esas personas estar conmigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario