Cuando crees que ya no te queda nada más...aparece algo que te hace echar de menos tu antigua vida, aún sabiendo que fue una mierda. Y entonces, es cuando haces cualquier cosa, sí, cualquier cosa, para recuperarla. Pues sabes que lo que tienes ahora, no es lo que tu corazón deseaba. Ya que por muy distintos o especiales que seamos, todos tenemos corazón.
miércoles, 27 de febrero de 2013
Entrada número veintidós: Asesinos.
Mismo día, sobre las siete de la tarde.
“¿Hacía donde vamos?” pregunto, por simple curiosidad. La verdad es que no estoy nada nerviosa ni acojonada por lo que vamos a hacer, más bien estoy un poco emocionada, pensar en la sangre que puedo ver me emociona, es que pensar en el gordo muerto al lado mío me pone de buen humor. Al parecer matar personas mentalmente me ha empeorado la mente.
“A un bar barra sitio para vender drogas ilegal”
“¿A qué tipo de personas sueles matar?
“Sobre todo a camellos que arruinan a mis aliados ”
“Digamos que eres como el ángel redentor”
Rie.
“Si lo ves así... Mira, llegamos, ves a aquella de pelo largo. Esa que está en las esquina magreándose con alguien”
“Sí, ¿es ella?” Asiente.
“Vamos a esperarla aquí”
Nos quedamos observándola hasta que se va detrás de un callejón con el tío con el que se estaba pegando el lote. Trece me hace una señal con la mano para que le siga, vamos hacia el callejón, no están. Se han metido en la puerta trasera de algún sitio. La puerta está entreabierta, entramos.
Es una pasillo con varias puertas, apenas hay iluminación. Vemos desaparecer a la puta por una puerta al final. Nos acercamos a ella, se pueden escuchar como están follando.
Esperamos escuchando los sonidos sucios hasta que terminan. Se escuchan sonidos de ropa y sale el tío de la habitación.
“Perfecto”susurra Trece sonriente.
Entramos. La tía está tapada por una sucias sábanas durmiendo. La habitación tiene una cama en el centro, un tocador y un armario, este está abierto y solo se ve ropa interior. El tocador está lleno de potingues baratos. Trece se asoma debajo de la cama y saca una bolsa de tela. La abre y está llena de agujas y heroína. Es un camello de heroína, no sabía que todavía tomaban esas drogas duras.
“¿Qué vas a hacer con eso?”
“Mi trabajo, ¿tienes cerillas?”
“Emm no, pero llevo un mechero...”-Últimamente había salido mi lado pirómano y siempre llevaba algún mechero o cerrilla encima.
“Genial, ayúdame entonces”-Saca un recipiente de metal y una botella de agua de la bolsa. “Vaya, esta estaba lista para ser usada, tenemos suerte”
Echa un poco de agua en el recipiente, tiene forma de cuchara, pero no es una cuchara.
“Pon el mechero debajo y caliéntalo”
“Sé cómo hay que hacerlo”
“No sabía que te drogabas.”
“No lo hago, simplemente me fascina el tema”-Digo mientras coloco el mechero debajo. Cuando el agua comienza a burbujear echa un sobrecito al recipiente y lo remueve con una jeringuilla. Cuando ya está todo mezclado y forma una pasta semifluida color marrón le agrega la aguja a la jeringuilla y absorbe toda la heroína, dentro de ella hay algunas burbujas.
“Oye, te has dejado aire dentro”
“Calla o se despertará.” En en aire hay un olor dulzón y rancio.
Nos acercamos a ella. Trece le tapa la boca con algo de ropa interior que había en el suelo. La destapa y saca uno de sus brazos dormidos. Por curiosidad le levanto los párpados.
“Hey, tiene las pupilas superdilatadas”
“Jé, está de droga hasta el culo.”
Le miro el cuello, me acuerdo de mi antigua obsesión por los vampiros. El pulso le late rápido y puedo verlo a través de la piel de su garganta.
“Tengo una idea”-Trece deja de prepararle la vena del brazo y me mira. “¿Por qué no se la inyectamos en el cuello?”
La examina un momento y asiente.
“Buena idea”-Me pasa un guante. Le miro extrañada. “Más vale prevenir que curar”
Me lo pongo y cojo la jeringuilla. Le acerco la aguja al cuello, es tan fina que es muy fácil que atraviese la piel. Lentamente, disfrutando del momento se la clavo, en toda la yugular. Recojo un poco de sangre, coloreando la heroína y se la inyecto poco a poco, burbuja de aire incluida.
La miro, el maquillaje está corrido, ahora mismo tiene los ojos abiertos, llenos de pánico. Trece la sujeta, no puede moverse. Al los pocos segundos se escucha un “plop” La burbuja le llegó al corazón haciéndolo explotar.
Con una mísera mota de aire en las venas puedes matar a cualquier ser vivo. Es una de mis maneras preferidas de matar. Y hoy la he cumplido.
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