“¿Crees que nos descubrirán si ven al cadáver?”
“Nah, los polícias de ahora son unos vagos, no te preocupes Ebe”
“¿Ebe?”
“Sí, a partir de ahora te llamaré Ebe, Phoebe es muy largo”
“Lo qué tú digas”
Unos pulmones en la mano, alguien con un destornillador clavado en el pecho, todo me viene a la mente, en forma de flashback. Es mi sueño, es lo que soñé hoy.
“¿Eh, te pasa algo? Has puesto de repente una cara muy rara”
“No, solo acabo de recordar mi sueño”
“¿Qué soñaste?”
“Soñé que de tanto toser escupía mis pulmones, con la tráquea y todo, y mientras que me golpeaba en el pecho para que el corazón me siguiera latiendo iba a la cocina, donde estaba mi madre y le decía que me llevara al médico, pero ella no me hacía caso, entonces me tragaba mis propios pulmones, pero me moría por que se deshacían con el ácido de mi estómago. Luego, creo que mataba a alguien con un destornillador”
“¿Hay destornilladores en tu cocina?”
“Sí... creo que un armario, en donde guardamos chismes”
“Pues ya sabes a quien mataste, a tu madre, por no llevarte al hospital”
Muy buena, no puedo evitar reir. Yo, matando a mi madre con un destornillador.
Sería digno de ver.
“Y tú, ¿soñaste algo?”-pregunto curiosa.
“Bueno, más bien recordé en sueños.”-dice bajando la mirada a su taza ya vacía.
“¿Puedo... saber qué era?”Me mira, me estudia con la mirada, al principio pensé que sus ojos eran verdes, pero en realidad son azules verdosos.“¿Por qué me miras así?”
“Es que eres la primera persona que lo sabrá”
“¿El qué? Yo... perdona si parezco muy cotilla, lo siento”
“No, no, la verdad es que me gustaría contárselo a alguien” Le miro, dando a entender que continúe.
“Hace tres o cuatro años, estaba en mi instituto, cabreado porque la de literatura me puso menos nota de la que merecía. La verdad es que cuando era más pequeño era el típico empollón sin apenas amigos. El caso es que a final del día, se armó un follón en la parte delantera del instituto, las escaleras qué llevaban al exterior estaban petadísimas, como pude salí, odio las aglomeraciones de personas, y vi lo que pasaba. Toda la gente miraba al techo del instituto, en la azotea, había una chica rubia, bajita, en el borde. La reconocí al instante, era de mis mejores amigas. La vieja de literatura me apartó y se quedó justo debajo de la chica para hablarle a gritos. No le hizo caso, se precipitó al vació casi al instante. Cayó sobre la bruja de literatura. Le aplastó varias costillas que le perforaron el pulmón, murió a los pocos días, mi mejor amiga murió de un traumatismo. Se abrió la cabeza en el asfalto, pude ver como su cerebro saltaba hacia mi. Fue horroroso. Fui corriendo a casa. A partir de ese día soy así.”
Trece se ve triste, no le conozco mucho, pero esa sensación no va con él, es como si su fortaleza se hubiera derrumbado, me da pena. Ahora sé realmente cómo puede llegar a ser en sus dos extremos. No sé qué decir.
“La verdad es que no sé que decir en estos casos, lo siento...”
Me miró y sonrió. “No pasa nada. ¿Sabes cómo se olvida la sangre ajena? Con más sangre.”
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