jueves, 29 de noviembre de 2012

Entrada número diez: Cortes.


Jueves, nueve de la noche.
Ayer, no sé por qué, me dio por depilarme, lo hice en la ducha.
Cada vez que cogía la cuchilla, me daban ganas de clavármela en la piel, y ver como el líquido rojo resbalaba por mi piel y se fundía con el agua antes de ser ingerido por el desagüe.
No lo hice por miedo.
Ahora ceno sola en mi casa, mis padres tuvieron que ir al hospital, no por nada grave. Sólo tenían que renovar el seguro o algo así, sé que mienten.
Mejor, me gusta la soledad.
Me preparé pasta, algo con setas. Me gustan las setas. Jane dice que es raro.
Cuando termino de cenar, sigo mirando la tele, no tengo ganas de ir a dormir. Me pongo a recoger la mesa y me llama la atención el cuchillo. Refleja y me veo en él. Pelo marrón, desordenado, y unas ojeras tremendas bajo mis helados ojos azules. Me gustan las ojeras.
Acerco el cuchillo a mi mano izquierda, y lo paso por la palma de la mano. Me hace cosquillas, lo paso más fuerte. No pasa nada, simplemente me marca la piel por unos momentos y vuelve a su color normal. No pensaba que fuera tan difícil. Pienso en las consecuencias. Solo será un pequeño corte en la palma izquierda. Algo visible, antes de cogerlo otra vez, pienso en una excusa, algo que pueda decir y que sea creíble para el corte que pronto se abrirá en mi palma. No se me ocurre nada, así que dejo de pensar, lo cojo y lo paso seguido esta vez, como si estuviera partiendo pan. Esta vez lo deja rojo. Sigo un poco más y noto como la piel se hace más sensible incluso escuece un poco. Le pongo más fuerza e incluso llega a doler, pero es como un dolor placentero. Me dispongo a apretar más. Cuando escucho ruidos de fuera. Inmediatamente dejo el cuchillo, voy a mi habitación y me acuesto en la cama.
“Ya estamos aquí”grita mi madre. Espero un poco más y abre la puerta de mi habitación, me hago la dormida y al poco se va. Espero un poco, y escucho las risitas de mis padres.
Los odio.
Me pongo los auriculares y caigo dormida, pensando en lo que estuve apunto de hacer.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Entrada número nueve: Vampiros.


Lunes, sobre las seis o siete de la tarde.
Acabo las tareas, todo es tan monótono, siempre es igual.
Instituto, comida, deberes, ayudar en casa, cenar y a la cama.
Desde ayer estoy muy pensativa, por Ian y eso, me dio miedo, no quiero que le pase nada.
Llevo todo el día pensando en lo que le puede haber pesado, desde una simple alergia, es alérgico a la penicilina, hasta una invasión zombie en su casa.
Eso molaría, lo de los zombies y tal, juntos con los vampiros son mis criaturas preferidas.
Es que los vampiros tiene un no sé qué, que me llama tanto. Su palidez, esa elegancia, y la manera de alimentarse, es qué, daría lo que fuera por ser un jodido vampiro, eso tiene que ser lo mejor del mundo, solo salir de noche, para matar gente, y beber su sangre, y... Daría lo que fuera por ser un maldito vampiro. De verdad.
Jane e Ian siempre se burlaban conmigo sobre eso, porque yo siempre, cuando menos se lo esperaban, me tiraba hacia ellos y les mordía el cuello o algo, eran bueno tiempos.
Ya eso no lo hago, lo de morder y tal.
Un día estaba con Ian, y pues, nos dejemos llevar y eso, en ese momento yo ya tenía la manía de morder los cuellos, me sentía como una autentica vampira, nos estábamos excitando y me puse a morder su cuello, pero muy suavemente, pero me puse a pensar en la sangre y eso, y le mordí fuerte. Cuando me di cuenta de lo que hacía me aparté de él y le pregunté qué tal estaba. Él me dijo que bien, pero no me lo creí le había hecho daño. Ese fue el último día que mordí a alguien.
Aunque aún sigo moridendome a mi misma, sobre todo el labio inferior o el dedo pulgar.

Mismo día, por la madrugada.
No puedo dormir, solo puedo pensar en Ian y en vampiros ensangrentados. Realmente tengo un problema.

Entrada número ocho:Ian


Domingo noche, reflexiones antes de dormir.
Ian, ya hace como una semana que no lo veo.
La verdad es que echo de menos su pelo rojo desteñido, su sonrisa cálida.
Él era especial, fui una tonta al dejarle.
Pero ni yo misma sé si lo dejamos, solo me fui de su casa.
Ni sé por qué le dejé.
Yo solo podía pensar en Alec, y ahora que lo tengo cerca ni le hablo.
¿Qué coño he hecho con mi vida?
Recuerdo cuando conocí a Ian. Hace dos veranos.
Jane y yo acabábamos de salir de un concierto, de un grupo no muy conocido que tocaba en la ciudad. Yo en esos tiempos, era una marginada, pero no era así, seguía siendo alegre, era la Phoebe que soy cuando estoy con Jane, pero mucho más intensificada.
Recuerdo que nos fuimos a un parque cercano a descansar para volver a entrar a la segunda sesión de la noche, sobre las 3 o así. Pero no entramos, un chico con el pelo marrón y una chica rubia, entraron antes que nosotros y llenaron el pequeño local.
Nos quedamos toda la madrugada esperando a ver al chico y a la chica para pegarles o algo. Íbamos un poco colocadas de respirar el humo de los porros que estaba fumando la gente en el interior del local.
Cuando salieron, sobre las 5 o así, ya amanecía. Jane se quedó dormida en el suelo, pero yo no, yo seguía esperándolos. Al verlos me tiré hacia ellos insultándoles, la chica me llamó algo,pero el chico rió y me dio una camiseta del grupo que había cogido.
Yo no la acepté y seguí discutiendo con él. La chica se fue.
Al final no sé cómo, Ian, me dio un papel pequeño y me quitó el pañuelo que llevaba atado a la muñeca y salió corriendo.
Abrí el papel y había un número de teléfono con un "XO"
Ese día temprano le llamé para que me diera mi pañuelo, al final quedamos en el parque de la noche del concierto. Me dio el pañuelo y la camiseta del grupo, firmada por él. No tuve más remedio que quedármela. Todavía la tengo, me la he puesto tanto que ahora está rota y la uso como pijama.
Ian me dijo que el papelito era para la chica rubia, pero que no se lo dio por que vio que era un pija. Así que prefirió dármelo a mí.
Quedamos más veces, todas esas veces, lo pasábamos bien y descubríamos siempre algo que teníamos en común y un día me pidió salir.
Yo le dije que no, pero él, como Jane, siguió insistiendo. Un día me preguntó sobre mi preferencias de chicos.
Y le dije que los pelirrojos tintados me ponían
Adivina, al día siguiente iba tintado de rojo y volvió a pedirme salir.
Tuve que aceptar, no podía rechazar una oferta tan buena. Y desde ese día de octubre hasta hace una semana salíamos juntos. Jane decía que eramos la pareja perfecta. Nunca peleemos, nunca se molestó que a mis padres no les gustara. Él seguía alegrándome el día siempre que sonreía.
Odio ser cursi.
Cojo el teléfono, y lo llamo.
Suena varias veces pero lo coge.
"Ian...soy Pho..."
"Phoebe, Phoe" dice como aliviado"Estás viva, ¿estás bien? yo, est... lo siento, tengo que colgar, de verdad que alivio que estés bien. No hagas nada malo, y no te preocupes, tienes a Jane, intentaré volver."
"Ian..." no lo escucha, cuelga mucho antes de que pronuncie la "I"
¿Intentaré volver?, ¿Qué quería decir con eso?
¿Por qué dijo que estaba viva?, ¿tendría que haber muerto?
¿Debería estar muerta?

viernes, 23 de noviembre de 2012

Entrada número siete: Antholec y Phone.


Viernes, recreo.
"Eh Jane, mira lo que traje"dije enseñándole una caja de chicles raros, sabor mora.
"Mora, cómo sabes lo que me gusta"me da un beso en la mejilla y coge el paquete.
Sonrió, me hace feliz hacer sonreír a Jane, tanto como imaginar matar gente.
"Que raro, Antholec todavía no vino" dice con la boca llena de chicles.
"¿Antholec?"
"Sí, sí, es la combinación entre Anthony y Alec"
"Vale, eso se suele hacer con las parejas"
"Ya, pero míralos, siempre van juntos, así que Anthonlec, Tú y yo seríamos Phone"
"Phone, ya, así no tendremos que comprarnos un teléfono, ¿no? Estás loca."
"Lo sé"
Seguimos mascando chicle y observando a la gente desde nuestro rincón del patio.
Está todo muy silencioso, me gusta.
"Antholec son majos"
"Para de llamarlos así" dije riendo, realmente está loca.
"Ok, pero nosotras seguimos siendo Phone"ruedo lo ojos."Phoebe"me llamó Phoebe, eso solo lo hace cuando va a decir algo serio.
"¿Qué?"
"No te molesta que, ya sabes, Alec se junte con nosotras sintiendo lo que sientes"
"Yo, Jane, ya te dije que no siento nada, solo me parece interesante, no sé"
"¿Y por eso dejaste tu relación con Ian de dos años?, ¿porque te gustaba?"
"No, lo de Ian fue diferente."
"Phoe, tú verás, pero sigo pensando que sientes algo por..."
"¿Por quién?" dice de repente Anthony, con su habitual sudadera negra y sus pantalones de mismo color.
Acaba de llegar, los dos, Alec, va entero de negro, haciendo que su piel blanca resalte más, igual que sus ojos.
Los miro, y me da algo que no sabría explicar.
Es muy raro.
Él no dice nada, casi nunca dice nada, siempre es Anthony el que habla, bueno Alec siempre habla con Anthony.
Yo tampoco hablo nada. Solo observo y analizo. O observo y mato a gente que pasa cerca de nosotros.
"Eh, Phoe, dinos, ¿por quién sientes algo?"
¿Se supone que ahora debo hablar? Miro a Jane, me mira, su mirada dice que hable.
"Yo..."Todos posan sus miradas en mi, es más incómodo que presentarse a clase con algo de color rosa."No le hagáis caso a Jane, solo dice tonterías"
Lo suelto de golpe sin pensarlo. Jane me mira con cara mala, lo siento por ella, pero era lo único  que podía hacer.
Alec aparta su mirada y saca su almuerzo, le da parte de el a Anthony. ¿Comparten almuerzo? Es una tontería pero me llama la atención.
Miro al cielo, es de día, pero se ve como si fuera de noche tarde, amo el cielo nublado. Es como si se fusionara con mis sentimientos, es como si alguien me medio entendiera.
"Me olvidé algo, ahora vuelvo" dice de repente Alec, se levanta y Anthony va detrás de él, con la excusa de que lo acompañe al baño.
Expulso el aire que tenía en el pecho y miro a Jane.
"¿Desde cuando dos chicos van juntos al aseo? Yo pensaba que eso solo lo hacían las chicas estúpidas"
"No sé, que cosas tienes" ríe y se acerca a mí"Ayer te vi pasar por el pasillo hacia los aseos, tardaste en volver a pasar para regresar a tu clase,¿estás bien?"
Jane, era tan especial, siempre atenta a mi. Aunque eso ya es manía de ella.
"Solo estaba agobiada en clase, fui a ver si me relajaba con un poco de silencio y música"
Silencio y música. Es lo más idiota, pero es la verdad, si la música la escuchas con silencio es como mejor se escucha.
"¿De verdad que estás bien?"
"Sí, sí, no te preocupes" ¿Qué le iba a decir? Ni yo misma sé lo que  me pasa. Intento sonreír pero solo logro levantar un poco las comisuras de mis labios, dándome un aspecto idiota.
Jane, se acerca y me da un sonoro beso en la mejilla.
"Jane" digo con voz quejica, ríe.
A veces, necesito esas cosas, para poder seguir adelante, aunque me queje, interiormente se lo agradezco de todo corazón, de mi corazón oscuro.
Al poco vuelven Anthony y Alec y hablan con Jane, mientras yo prefiero estar callada. Intentando descifrar lo que pasa por mi mente para que esté así. Para averiguar por qué estoy así. Para saber desde cuando estoy así.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Entrada número seis: Rechazo.


Jueves, baños del instituto.
Hay momentos en los que ni tu música preferida te anima. Estoy en ese momento.
Y es como si, no, no es como si algo fuera, es directamente una mierda.
Esa sensación, aparte de ser molesta, me hace rechazar mi música preferida.
Es un asco.
Últimamente me agobio por cualquier cosa. He tenido que ir al servicio para ver si me relajaba algo. En momentos como estos me gustaría fumar. Dicen que te quita el estrés. Pero no me gusta, para morir lentamente fumando prefiero morir desangrada.
Sangre, corriendo lentamente por mi brazo, caliente, marcando mi piel por cada sitio que pasa.
Nunca me he cortado. Algunas veces me entras ganas de hacerlo para ver si todo sufrimiento se va de una maldita vez.
Me es atractiva la  idea de hacerlo, pero nunca lo hice por miedo a que me descubrieran. Mis padres son muy puritanos, religioso y esas mierdas, liarían la de dios si vieran que me corté o algo así.
Pero en parte tampoco lo hago por Jane, me da pena que algo pueda salir mal y que ella se quede sola.
Aunque ahora están Alec y Anthony. Desde el lunes no se han separado de nosotras. Me pone nerviosa y en parte me da pena, porque están malgastando su vida al estar a mi lado.
Con esto último también me refiero Jane, ella sería más feliz con alguna chica normal como mejor amiga.
Soy el ser más raro del mundo.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Entrada número cinco: Jane.

Mismo lunes, tres de la tarde.
Salíamos del instituto para dirigirnos hacia el autobús que nos llevaría a casa.
"Aparentan ser unos raritos..."
"¿Quién?" Le interrumpo.
"Ya sabes, Anthony y Alec"
"¿Raritos como yo?"
"O vamos, Pho, tú no eres rara. Eres especial"
Miro a Jane a los ojos. Sus esmeraldas brillan, y me veo reflejada en sus ojos. Su pelo, ahora azul, se le pega a la cara por la lluvia. Sonríe, esa sonrisa que solo le he visto poner cuando habla de algo que realmente le gusta.
"¿Especial?, Así llaman a los niños con Síndrome de Down"
"Estúpida" Me da un manotazo en el hombro, "Ya sabes a lo que me refiero. Eres especial porque nadie te conoce como yo. La gente solo ve el exterior. Nadie sabe cómo eres realmente."
"Si soy tan especial como dices ¿por qué solamente tú me hablas?, ¿por qué la otra gente, me odia?" Varias lágrimas se asoman a mis ojos. "Últimamente lloro mucho. No me gustan que me vean llorar. Ian, tras dos años de relación, solo me vio llorar la última noche que estuve con él." Susurro, siento algo y veo que es Jane, me abraza, no nos abrazábamos desde que nos dieron la noticia que de podíamos ir al concierto de nuestro grupo favorito. Ese día nos abrazamos y lloramos juntas, creo que incluso nos llegamos a dar un pico en la boca, realmente la emoción y el azúcar habían hecho efecto en nosotras.
La abrazo más fuerte, refugiándome en sus brazos, necesitando algo de calor humano.
"No sé que es lo que pasado entre Ian y tú, me lo tienes que contar, pero, no pienses en eso si te pone mal"
"Hacía mucho que nos nos abrazábamos"dije sin querer separarme de ella, se sentía bien,
"Perdón, si quieres..."dice intentando deshacerse del abrazo.
"NO, no... está bien, añoraba tus abrazos"
"Ves, realmente tu tú interior es diferente al exterior, eres especial. Necesitas amor... un poco más suave."
"¿Más suave?" Dije separándome para ver su cara.
"Sí, el amor entre Ian y tú, no era precisamente suave. Recuerda que me he quedado la mayoría de las noches a dormir en el sofá de Ian, cuando tu ibas a su casa." Dice riéndose.
Rio a carcajadas, realmente tiene razón. La única razón por la que empecé a salir con Ian fue porque, no se metía conmigo, y teníamos como uno tensión sexual. Además él no era de esos chicos que son unos románticos, esos a mi no me gustan.
"Le echo de menos"
"Habla con él, arregla las cosas. O no sé, cuéntame lo que pasó entre vosotros, intentaré ayudarte."
"Yo, ya sabes, no puedo dejar de pensar en Alec y... me sentía mal por él."
"Eres tonta. Eso no es razón para dejarlo."
"Lo sé. Pero tú misma lo dijiste, soy tonta."
"¿Ves?, Dejaste a Ian, porque te sentías mal por él, en ese corazoncito tuyo, hay una luz, que quiere salir, y brillar."
"No digas cursilerías, no te pegan"
Me saca la lengua y hecha un brazo por mis hombros.
Puede que Jane, tenga razón, quizás, no soy una psicópata, que solo piensa en matar gente.
Cuando estoy con Jane, soy diferente, soy más flexible en cuanto a mí misma, sonrió y bromeo,
Aún recuerdo cuando nos conocimos. Fue hace ya cinco años o así.
Era mi segundo año de instituto, el primer suyo.
La conocí en las taquillas, por esa época ella llevaba el pelo rosa, vestía de negro, siempre viste de negro. Recuerdo que hubo una equivocación y nos asignaron la misma taquilla. En ese momento no le hablé ni nada. En los recreos yo iba a una esquina del patio, en la máxima soledad posible. Pero veía como ella me espiaba. Siempre me estaba espiando por todo el instituto, para ella también planeé una muerte.
Nunca hablé con ella. Un día vi que unos cabrones de mi clase la estaban pegando. Yo me acerqué para amenazarles, no sé por qué pero, me llamaba la atención que alguien me espiara.
Ella me miró y se fue corriendo, durante dos semanas o así no la vi espiándome,
Y un día, ya a finales de curso, se me acercó, se había decolorado el pelo, lo llevaba de un tono dorado en ese momento y hacía resaltar más lo colorada que estaba.
"Yo, soy Jane, gracias...por salvarme." me miró"Yo... me gustas" recuerdo que me dijo eso super rápido.
Y me hizo gracia, realmente le gustaba. Yo no le correspondí, pero ella, siguió insistiendo. Ella se cansó de tanto insistirse y perseguirme. Y me lo dijo, pero como si fuera una costumbre, ella siguió juntándose conmigo. Y ahora somos inseparables.
Jane, es algo más bajita que yo, pero mucho más habladora. Es como mi hermana pequeña.
Siempre está cambiando de color de pelo, dice que está buscando el color ideal para que le haga juego con sus ojos esmeraldas.
Es bisexual. Nunca me importó, es más, incluso estoy orgullosa de ella, le costó mucho admitir que se había enamorado de mí, digamos que yo fui la que le ayudó a dar el paso.
Antes de conocerla yo era mucho más rara, ella, devolvió un pedacito de mí a la Tierra, y sigue buscándome por mi universo para que vuelva a ser la de siempre, esa Phoebe, que se perdió un día. El día que todo colisionó dentro de mí.
Jane, sin ella no soy la misma, con ella volveré a ser yo.
Ella es la clave.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Entrada número cuatro: ¿Instituto o purgatorio?


Ocho de la mañana autobús del instituto.

Tras el suceso de ayer, volví a casa sonriendo.
Mi madre me miró, sin percatarse de mi sonrisa diabólica, no, ella solo se fijó en mi mierda, pero solo en la física.
A partir de ahora, no iba a permitir que nadie supiera quien soy.
Ahora era un reflejo de mí misma, era, lo que no quería ser.
En clases, todo es igual, gente mayor, fingiendo saber más, pero solo son maniobrados por un libro,
Me siento al final de clase, sin ganas de nada, sólo quiero verle, verle y saber que hacer, saber qué es lo que siento.
Me paso la mitad de la mañana dibujando, dibujando mi alma con dibujos que camuflan mi odio,
Pero me canso de dibujar sangre y paso a algo más divertido.
Fijo mi mirada en Jenny, esa odiosa puta.
La imagino de espaldas, desnuda, esperando a uno de sus ligues habituales, y entonces, llego yo, y con la cuchilla que usó previamente, le corto desde la nuca hasta las caderas, en vertical, haciéndola gritar.
Y me gusta.
Me gusta imaginar que no soy yo la que sufro, si no otro.
Es mi diversión particular.
El timbre suena, y salgo la última de clase, evitando tocarme con esos malcriados que tengo por compañeros.
"Phoebe, ven un momento" dice el amargado de física
"Sí, Sr. Smith"
"No te pusiste en primera fila hoy, y te vi, distraída y divertida sin motivo"
Lo miro analizándolo, no le vendría mal una terapia de las mías.
Sin manos, boca cosida y alguna que otra cicatriz mal curada, ya sabes, para darle un estilo más macarra.
"He oído que han encontrado drogas en el instituto, ¿no sabrás nada de eso, cierto?"
Me sorprendo, ¿Ahora también soy una drogadicta?
"Yo, Sr. Smith, ¿si le digo que las paredes están sangrando arcoiris, qué opina?"
Me río, cual psicópata y salgó de clase.
Me hubiera gustado ver su cara.
Que le den, necesita una buena mamada, debería de haberle dado en número de Jenny.

"Sí que tardaste, ¿qué hacías?"
Pregunta Jane, bajándose del muro donde me esperaba mientras se pintaba las uñas.
"Ya sabes, el malfollado de Smith, me paró y me dijo que si me había chutado algo"
"¿De verdad?, Necesita una buena mamada, ¿Qué le dijiste?
"Sí, sí, eso mismo pensé yo, lo de la mamada. Le dije que qué opinaría si le dijera que las paredes sangran arcoíris"
"¿Te mestiste algo?"
"Oh, vamos, ya sabes que no me va ese rollo, lo veo muy poco higiénico"
"Siempre tendrás las pastillas"
"Cuesta tragarlas y son poco fiables, si alguna vez me meto algo, no quiero contagiarme de SIDA, ni esnifar harina o tomarme un puto calmante con un pequeño porciento de mierda"
"Hoy estás de mal humor, eh, ¿quieres un chicle?"
Jane y yo tenemos un vicio por el azúcar, es algo extraño, pero más sano que los porros. Y mucho más barato.
El azúcar que tomo es lo más dulce que podrás llegar a encontrar en mí jamás.
"¿Y a ti qué tal te fue el día?"
"Ya sabes, hijos de puta por aquí, putas por allá, viejos malfollados, de todo un poco"
"Los mataría a todos, de verdad, pondría una bomba en cada clase, y cuando me asegurara de que tú estuvieras fuera las explotaría."
"¿Contigo dentro?"
"Según, si es un buen día no."
"¿Y no salvarías a Alec?"
"¿Alec?,  ¿Quién es Alec?"
"¿Estás enamora de él y todavía no sabes su nombre?"
"Yo no estoy enamorada de nadie" Miro al suelo, y observo mis converses desgastadas y mojadas por la pequeña lluvia que cae.
¿Se llama Alec?, ¿El chico misterioso se llama Alec?
"Jane llamando a Phoe, vuelve de Marte querida, y levanta tú vista"
Miro arriba y veo a Alec, junto con un chico acercándose hacia nosotras.
Lleva una gabardina negra abierta, mojada ya por la lluvia. Viste entero de negro. Su acompañante también va de negro, es rubio, tienen casi el mismo corte de pelo, sus ojos son dorados.
"¿Hola, eres Alec, el nuevo no?" dice Jane empujándome para que nos acerquemos a ellos.
"Sí, el nuevo"
"¿Y el rubio?"pregunta Jane por su compañero.
"Es Anthony, mi..."
"Un amigo" Responde, rápidamente Anthony.
Jane sonríe y extiende su mano hacia ellos.
"Soy Jane, y ella es Phoebe, Phoe, para los amigos"
Sonrió levemente. Me siento incómoda, Jane ha sigo siempre tan amigable y yo siempre ese bicho tan raro.
"Encantados" Dicen los recién llegados casi al mismo tiempo"¿Podemos sentarnos con vosotras?"
Jane acepta, y lo que resta de recreo lo pasamos con ellos.
Alec y Anthony, parecen amigables y como Jane, se han acercado a mí.
¿De verdad algunas personas quieren estar conmigo?
¿Merecen esas personas estar conmigo?

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Entrada número tres: Vida


Domingo, siete de la tarde.
Todo es como un orgasmo.
La noche otoñal nace oscura como el carbón por mi izquierda. El día muere en colores como la sangre por mi derecha y el solo de guitarra trona en mis oídos.
Los auriculasres están al máximo, y los necesito mucho más altos para dejar de pensar.
¿Para qué nacemos?
¿Qué hacemos en la Tierra?
¿Cuál es nuestro propósito?
¿Para qué vivir si vas a morir igualmente?
La vida es tan efímera.
Vas un día en el coche feliz, alguien comete un error y a los dos días puedes estar durmiendo para siempre.
Bajo Tierra.
O simplemente te cruzas conmigo en un mal día.
La lluvia cae y resbala por una ventana, haciendo el atardecer mucho más hermoso.
Me gustaría ser agua, tan libre, sin preocupaciones, morir evaporada, para luego resucitar poco después y volver a caer a Tierra.
¿Pero qué digo?
Sé que lo único que podré llegar a ser es poco más de lo que soy ahora,
El agua cae más fuerte ahora, no me importa en absoluto, solo quiero olvidarme de todo.
Dejé a Ian por alguien en el que no puedo dejar de pensar y ni siquiera conozco, mi madre me echó de casa, ¿qué puedo hacer si no juntarme con mi deseo más raro?
¿Qué puedo hacer si lo único en lo que pienso es en muerte, en mi propia muerte?
¿Qué puedo hacer si estoy aburrida del mundo, de mí misma y mis pensamientos son tan oscuros cómo la nube que hace que el reloj que marca el tiempo para ponerme enferma se pare?
Corro, queriendo alejarme de mí, de todo mi ser, queriendo fusionarme con la lluvia.
Y luego caigo, caigo en el barro como si eso representara mi atadura a la Tierra.
Me quedo tirada allí por mucho tiempo, queriendo olvidarme de todo, Queriendo morir de una vez o al menos encontrar la solución para reír sin tener que fingir.
Y me levanto, me levanto del barro, sucia y sonriendo, riéndome de la lluvia, del barro, de mí misma.
Pensando en mi próximo movimiento. Mi casa.

martes, 6 de noviembre de 2012

Entrada número dos: ¿Amor?


Reflexiones para caminar, mismo sábado, once de la noche.
Aunque sea una psicópata soy buena estudiante.
Odio a toda mi clase, tanto o más de lo que ellos me odian a mi.  Tengo una muerte personalizadas para cada uno de ellos.
Piensan que no soy nadie, sin motivos para vivir.
Puede que no tenga ningún motivo para vivir de momento, que solo sea movida por mis sentimientos de odio, pero en mi corazón, en mi negro corazón, siento algo por las personas que aún me hablan.

Aparte de lo que siento por mis poco amigos, también siento algo extraño por un chaval que vi hace poco en el pueblo.
Jane se burló de mí al ver cómo lo miré y dijo que estoy enamorada.
No sé que pensar sobre eso.

Misma noche, horas más tarde.
"Ha sido muy bueno, cariño" dice mientras se quita de encima de mí.
Me giro y quedo de espaldas a él, mirando sus posters.
Ni siquiera lo disfruté. Ojalá le explotaran los testículos.
Últimamente el sexo con él no es muy bueno. No me siento excitada, y no por él, él está bueno.
Alto, media melena desteñida rojo artificial, ojos grisáceos, sonrisa encantadora, muchos tatuajes. El sexo en persona.
Pero últimamente, cada vez que lo hacemos, sólo puedo pensar en sus malditos ojos perdidos y oscuros ojerosos, en su melena azabache, y en ese aire de suicida e inadaptado que tiene él, el otro.
Me levanto desnuda y desprotegida, asqueada de mí misma dispuesta largarme a casa.
"Eh, ¿dónde vas?" Va detrás de mí, dejando ver sus dotadas partes.
Busco mi ropa por el suelo, donde antes nos dejamos llevar por la excitación.
"Phoe, ¿qué pasa?" Me abraza por la espalda y unas lágrimas nacen en mis ojos.
Me doy la vuelta, quedando contra su espalda, abrazándolo, no queriendo que vea mis lágrimas.
"Venga, va, no llores, ¿qué pasa?"
"Yo... los siento Ian" Lo aprieto entre mis brazos dos segundos más y me deshago de él, cogiendo mi ropa y saliendo de la habitación."Es lo mejor para los dos"

domingo, 4 de noviembre de 2012

Entrada número uno: supermercado.


Sábado, alrededor de las ocho de la tarde.

Las farolas junto a los árboles parecen alejarse de la ventanilla del coche al compás de la música hasta que nos detenemos en un semáforo. Entramos al pueblo y la gente de mi edad se ve feliz en la fría y oscura tarde de otoño.
Las luces alumbraban la conocida cadena de supermercados de colores claros, yo lo veo todo negro. La música antes lenta cambia a algo mucho más sucio y ruidoso. Me gusta. Cambio mi ánimo. Ahora odio todo. Subo el volumen e ignoro a mi madre que habla de lo que tiene que comprar.
Hay mucha gente dentro. Los miro y los mato sádicamente. Menos a mi familia. Ellos son especiales. Para ellos será algo rápido y plácido.
Son principios de noviembre y ya hay cosas de navidad. Asquerosa sociedad.
La música no puede amortiguar el ruido de la gente. Vuelvo a mi adicción de imaginar la muerte de quién se cruzaba en mi camino, me divierte, mientras nuevo la cabeza al ritmo del bajo de la nueva canción que suena.
En las mangas de mi chaqueta puedo meter mis pulgares y mis converse están rotas. La gente me mira, yo imagino sus muertes.
La gente ríe mientras echa productos a sus cestas, yo pienso en matarlos. Me hace gracia, ambos hacemos cosas inútiles e insignificantes.
Cada medio minuto hecho un vistazo a mi alrededor, me observan. Me mandan coger papel de aluminio, me dan ganas de ponérmelo en la cabeza para que no quedan meterse en mi mente y controlarme. 
Todo psicótico.
Me gustaría tener amnesia. 
Odio recordar.
Hay un hombre calvo con una herida en la cabeza en la que se aprecia la sangre. Sonrió.
Es extraño, pero me gusta no encajar en esta mierda de sociedad.

Cruzo la carretera y me entran ganas de que algún coche atropelle a la familia de pijos que van a mi lado y salpique su sangre hacia mi rostro.
Subimos al coche, pongo la música a tope y me dejo llevar mientras pienso en mi querido y amado líquido de vida. Sangre.