Miércoles,
siete de la mañana.
“¿Eso
es todo?” pregunta Trece, que está sentado frente a mí en el suelo con las
piernas cruzadas.
“Sí.”
Asiento, y le doy un trago al último zumo que quedaba en la nevera, es de mi
sabor preferido y está fresco. Me alivia el nudo que tengo en la garganta.
Después
de acabar el instituto, Anthony me esquivó y fui a casa, pero allí me esperaba
mi madre con su mal humor, por lo que salí y no he vuelto a casa. He vuelto a
dormir en casa de Trece, sin embargo no pude verlo, ya que acaba de regresar de
no sé dónde.
Hace
calor, aun siendo las siete de la mañana, y quedan dos días para que acaben
oficialmente las clases.
“Sus
descripciones me suenan, puedo darles una lección.” Trece sonríe mientras se
cruje los nudillos. Hago una mueca y le hago reír más. “¿Ni te inmutaste al
matar a la Puta y te da asco que me cruja los nudillos? Te estás volviendo una
blandengue.”
Le
miro mal y le tiro el cartón del zumo vacío que esquiva fácilmente.
“¿Jane
y Alec están bien?”
“No
sé, vine directamente después de comer. Iba a llamar a Jane esta tarde. Supongo
que Alec estará en el hospital y Anthony no quiere saber nada de mi.”
“Ya,
me imagino como se siente.” Le miro extrañada. “Oh, vamos Phoebe, hasta yo
comprendo eso. Anthony finge que está molesto con vosotras porque en realidad
está molesto con él mismo porque no pudo hacer nada para ayudar a su Alec.”
¿Eso
puede ser verdad?, ¿tan complicado es el amor? Espera, sí lo es.
“Ebe.”
Llama mi atención con una sonrisa en la cara. “Aún no me preguntaste por Ian.”
Abro la boca y me quedo mirándolo, debo de parecer más estúpida de lo que lo
soy. Trece ríe más y se siente a mi lado en el sofá. “Está vivo, y sé dónde
está.”
“¿De…de
verdad?” Asiente. “¿Cómo pudiste encontrarlo tan rápido?”
“Bueno,
ya sabes la sospecha que tenía sobre su padre, lo de la mafia y eso, pues es
cierto. Esa mafia es la más grande de los alrededores, se formó hace unos años,
cuando una de las mafias italianas de la ciudad y la japonesa se aliaron…”
“Espera,
¿qué es todo eso de mafias italianas y japonesas?”
“Eso,
que se aliaron, por así decirlo.”
“Ya,
ahora solo queda la alemana para crear la mafia del eje.”
Trece
resopla y estaba en risas. Al final me contagia y acabábamos ambos riendo.
“¿Tuviste
examen de historia hace poco?” Asiento, terminando de reír. “Lo suponía.
Retomando lo de antes, aquí hay más mafias de lo que piensas, como en todas las
grandes ciudades.” Me encojo de hombros y sigo escuchándole hablar de cómo
llegó al paradero de Ian. Aunque no es cien por cien seguro, le creo. “Y
pienso, que está en el hospital, el área más influenciado por la mafia, junto
con el tráfico de drogas.”
“El
hospital. Esto parece una puñetera coincidencia del destino.”
“Cuando
quieras vamos a inspeccionar el terreno. Sería perfecto que Alec siguiera allí,
así mientras tú le visitas yo le doy una rápida inspección.”
“Me
parece genial.”
Aunque
realmente estoy asustada, ¿qué estará haciendo Ian en el hospital? Ysi cuando
lo encontremos me rechaza, o…
“EEEEEEEbeeeeee.”
Trece me está llamando mientras clava su dedo en mi mejilla izquierda.
“Despieeerta.”
“¿Qué?”
“Deja
de pensar en lo que le vas a hacer a Ian en cuanto lo veas.” Ríe y sonrío un
poco, más por cortesía que otra cosa, aún sigo dándole vueltas a mi posible
encuentro con Ian. “Vas a llegar tarde.” Dice Trece señalándome el reloj que
hay en la pared.
Me
levanto corriendo, y cojo la camiseta que había cogido antes de irme a casa.
Trece me despertó y estuvimos hablando todo el tiempo. Ni siquiera desayuné. Ya
aseada, muy ligeramente, me cuelgo la mochila a la espalda y salgo. Trece me
sigue. Andamos juntos bastante rato, hasta que empiezo a cruzarme con gente con
el mismo destino que yo.
“¿A
dónde vas?”
“Contigo,
al instituto.” Levanto una ceja y le miro extrañada. “Me pica la curiosidad,
quiero saber quiénes son los de ayer, ya te dije que me suenan. Tu instituto es
conocido por su trapicheo de droga entre menores.”
“Qué
cosas tiene el destino.”
“Además,
quiero que me presentes a tu gran amiga Jenny.”
Sólo
pensar en ella hace que me enfurezca.
“Si
quieres te la presento y te la puedes quedar para siempre, de verdad.”
“Nah,
no creo que sea de mi tipo.”
“¿Cuáles
son tus tipos?” pregunto jocosa, pero con un poco de curiosidad.
“Tú,
por ejemplo.” Me quedo parada, mirándole como sigue andando elegantemente. Su
cabello ahora más blanco que plateado le llega hasta el borde del cuello de su
camiseta azul oscura. Se da la vuelta y me mira riendo. “Era broma.” Me acerco
a él, pero mantengo las distancias. Sin embargo me abraza por los hombros y me
acerca a él. “No te asustes que no soy de los que matan al primero que se…
Espera, no me sirve ese ejemplo.” Ríe otra vez y me revuelve el flequillo antes
de dejarme libre.
“¿Qué
te has tomado esta mañana?”
Trece
me mira esta vez serio, con sus ojos claros brillantes. “Nada, sólo que quería
animarte un poco. Hey, hey, te has vuelto a sonrojar, señorita soy-lo-más-peligroso-del-lugar.”
“Imbécil.”
Aun así no puedo evitar reír.
Seguimos
entre risas y bromas andando hasta llegar al instituto. Me gustaría que Trece
estuviera más conmigo y poder presentárselo a Jane, Alec y Anthony. No merezco
ser la única que conoce al Trece de verdad. Al igual, que tampoco ellos se
merecen que no conozca aún a la Phoebe de verdad, esa que se quedó perdida en
algún sitio hace tiempo.
Como
si el destino fuera hoy nuestro invitado de honor, nos encontramos a Jenny en
la esquina de la calle del instituto, está fumando junto con el chico que
Anthony tiró al suelo con una llave. Será su nuevo ligue, se les ven muy
acaramelados.
“Ahí
están, ese es uno de los que hirió a Jane y Alec, y a su lado está mi mejor amiga.”
“Lo
que me temía. Él, con otros tres tíos más, son los que más trafican con drogas
por el instituto. Son de los míos”
dijo entrecomillando la palabra con los dedos, “pero no pasaría nada si
desaparecieran, no está bien vender droga a menores. ¿Esa que está allí manoseándole
dices que es Jenny?” Asiento. “No me la esperaba tan… ¿normal? ¿Qué dices que
te hizo?”
“No
lo recuerdo, siempre le he tenido rencor. Olvido muchas cosas. De mayor seré
una vieja fea y senil a víctima del karma.” Trece ríe.
“Entonces
será mejor que nos suicidemos antes de llegar a los cincuenta.” El timbre que
anuncia el aviso para entrar a clases suena por segunda vez. “Va, entra. Veré
que puedo hacer con ellos. Te estaré esperando a la salida, en el callejón que
hay una calle más atrás, ¿entendido?” Asiento y salgo hacia la puerta. “No
hagas nada malo.”
Vuelvo
a asentir, preparándome para mis últimos días de instituto, mentalizándome de
que todo va a salir, y que pasaré un verano de cine con mis amigos.
Antes de entrar a clase río por las estupideces
que puede llegar a pensar la gente para engañarse a sí mismas.
"Trece me está llamando mientras clava su dedo en mi mejilla" Jajajaj Sip, típico mio. Jenny cof zorrona cof! ¡¡SUBE OTRO CAPÍTULO!!
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