martes, 14 de enero de 2014

Entrada número Treinta: Gratitud

Todo pareció dar vueltas cuando me lo dijo, incluso pareció que me iba a caer del sofá.

"¿Dónde?" pregunto con urgencia.

"Phoe, tranquila." Posa su mano en mi hombro y me relajo un poco."Gideon Somber, ¿te suena?"

"El padre de Ian, ¿qué pasa con él?"

"¿Es cirujano verdad?" Asiento. "Bien, pues desde hace unos dos años ha estado colaborando con la mafia para la venta de órganos."

"¿Qué?" Pregunto impresionada, haciendo que me salga un gallo. "Es muy raro, no
pensaba que estaba metido en todo esto."

"No es tan raro si lo piensas, estuve investigando y es el único cirujano de la ciudad, si necesitaba dinero o estaba endeudado la mafia es, a veces, mejor que los bancos." Vuelvo a asentir en acuerdo, tiene lógica. "¿Tiene esposa?"

"Tenía. La madre de Ian murió cuando él tenía unos 10 años, cáncer y eso..." No me gusta hablar de eso. El padre de Ian está afectado y tiene fotos de la madre por casi toda la casa y es incómodo. A parte de que Ian intenta olvidarlo y su padre no le ayuda mucho. "Pero, ¿Qué tiene que ver Gideon?"

Sonríe como si estuviera satisfecho de su próximo razonamiento. "¿No lo entiendes? Gideon murió y ahora tu Ian le está sustituyendo."

"No es mi Ian..."Creo que he vuelto a sonrojarme porque Trece acaba de ensanchar su sonrisa.

"Sí que lo es, así que no vengas con pretextos."

Ruedo los ojos y murmuro "Como digas. Pero, ¿Estás seguro que Ian está trabajando para...la mafia?"

"¿Lo estás tú? No pongas esa cara, tú le conoces mejor que yo. ¿Estudia?"

"Sí, medicina."

Trece vuelve a sonreír satisfecho. “Ahí tienes tu respuesta.”

“No. Ian no es de esos”

“Piensa en él como si fuera un desconocido. Tienes toda su lógica. Gideon trabajaba para la magia, sin importar las razones. Entonces Ian con ayuda de chantajes de la mafia, o  por sí sólo, consigue entrar a la facultad de medicina, y cuando Gideon muere, él es su sustituto.”

“Pero…” Realmente tiene razón, pero estoy totalmente segura de que Ian no es de esos. “No, joder, Ian no es así. Seguro que tiene una razón para estar donde esté. ¿Y si lo tienen secuestrado o algo así?”

“Es otra posibilidad.” Contesta en un tono más relajado que el mío. Siento su mirada sobre mí.

“¿Qué? Sé que me estás mirando”

“Aún no me has preguntado lo más importante.” Dice con una sonrisilla, algo poco común en él.

“¿El qué?”

Amplia más la sonrisa y me mira divertido. “Aah, adivínalo.”

Frunzo en ceño y busco la respuesta, pero entre el sueño, la gilipollez que hice al intentar irme cabreada y el paradero de Ian no me puedo concentrar.

“Pues no sé…¿qué le pasó a Gideon?”

“Error, parece mentira que no lo sepas.”

“No sé, no estoy para pensar ahora, sólo quiero saber cómo y dónde está Ian.”

“¿Ves? No era tan difícil.” Le miro interrogante, o él no se expresa bien, o hoy estoy tonta. Suspira. “Phoebe, no me has preguntado donde está Ian. Pensé que cuando te lo dijera saldrías corriendo  a buscarlo sin saber ni siquiera dónde está.”

“Aah, es que me pilló de sorpresa… De todas formas…”Agacho la mirada y me quedo mirando unas manchas de la moqueta. “No sé qué pasará si lo encuentro. Ni siquiera sé por qué me llamó esa vez, y se preocupó por mí. No sé cómo me ha aguantado todo este tiempo. A lo mejor incluso ha desaparecido por propia voluntad, fue mi culpa lo que pasó la última vez que le vi. Es normal que ya no esté, al fin y al cabo todos se acaban yendo de mi lado.”

Escucho rozaduras de ropa y de repente siento a Trece abrazándome. “Mira que eres estúpida.” Noto como poco a poco me van escociendo los ojos y se me va haciendo un nudo en la garganta. No, no soy estúpida, eso se queda corto para mí. “No seas así, ya verás como todo saldrá más o menos bien. Te debo una, ¿o dos?” Sonrío levemente. “Solo tienes un mal día, ve a casa, relájate o lo que quieras y mañana te sigo contando.”


Me separo de él avergonzada y me dirijo a la puerta. Cuando estoy a punto de salir le doy casi inaudiblemente las gracias a Trece.

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